Te acercas a mi frontera calentando mi piel con leves burbujas de seda y permaneces sigiloso, jugueteando alrededor, regocijándote entre mis silencios, perfumando mis sentires, coloreando el tiempo, acariciando mis oidos con susurro tenue, regando raíces con lluvia de estrellas, diseñando rosas en ramas salvajes, trazando una rendija en mi orilla, destilando por ella tu alma…
No pregunto quién eres, no me importa.
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No pregunto quién eres, no me importa.
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